En la diabetes tipo 1, el páncreas no solo pierde células beta productoras de insulina: también se reorganiza la “arquitectura” interna de los islotes pancreáticos, en particular la de las células delta, responsables de producir somatostatina, una hormona que frena la liberación de insulina y glucagón.
Un estudio reciente de Tegehall y colaboradores, publicado en la revista Scientific Reports analizó cómo cambian estas células delta en páncreas humanos de donantes con diabetes tipo 1, con diabetes tipo 2 y sin diabetes. Para ello, se obtuvieron muestras de las tres regiones del páncreas (cabeza, cuerpo y cola) de 9 donantes con diabetes tipo 1, 6 con diabetes tipo 2 y 13 sin diabetes. Los tejidos se analizaron haciendo que las céulas alfa, beta y delta “brillaran de diferentes colores” para identificar su posición en el islote de forma simultánea y evaluar la cercanía entre ellas y así cuantificar cuántas células alfa y beta estaban en contacto directo con cada célula delta y dónde se situaban estas dentro de los islotes.
Los resultados mostraron cambios llamativos en la diabetes tipo 1. En primer lugar, cada célula delta tenía aproximadamente el doble de células alfa adheridas en comparación con los donantes sin diabetes. En segundo lugar, las células delta perdían contacto con las células beta. Por si fuera poco, las células delta se encontraban más desplazadas hacia la periferia de los islotes en la diabetes tipo 1. En el tejido exocrino (la parte “acinar” del páncreas, fuera de los islotes), la densidad de células delta aisladas era más de tres veces mayor en diabetes tipo 1 que en sujetos sin diabetes.
En cambio, en la diabetes tipo 2 no se observaron diferencias en la arquitectura de las células delta respecto a los donantes sin diabetes, ni en la proporción dentro de los islotes ni en otros parámetros analizados.
Estas observaciones tienen implicaciones directas para entender el origen de algunos de los problemas clínicos más graves de la diabetes tipo 1. Se sabe que estos pacientes presentan una respuesta deficiente de glucagón ante un escenario de “azúcar” baja en la sangre, o hipoglucemia en términos rimbombantes, y que la somatostatina inhibe la secreción de glucagón por las células alfa. El incremento de contactos directos entre células alfa y delta podría aumentar la exposición local de las células alfa a somatostatina y, con ello, frenar aún más la liberación de glucagón en situaciones de glucosa baja. Los autores proponen que esta remodelación de la arquitectura de las células delta podría ser uno de los eslabones que expliquen la reducida respuesta de glucagón a la hipoglucemia en la diabetes tipo 1.
La importancia de este trabajo radica en que pone en evidencia que la diabetes tipo 1 no es solo una enfermedad de pérdida de células beta, sino también de reorganización de las interacciones entre los distintos tipos celulares del islote, especialmente entre células alfa y delta. Comprender esta organización alterada abre la puerta a nuevas estrategias terapéuticas, como el uso de fármacos que bloqueen la acción o la secreción de somatostatina para mejorar la defensa frente a la hipoglucemia, una causa relevante de mortalidad en estos pacientes.