Es ampliamente conocido que la glucosa en la sangre (o azúcar en la sangre, como la conocemos popularmente), alta o baja, depende del páncreas. En realidad, la regulación del azúcar en la sangre depende de sustancias secretadas por células especializadas localizadas en el páncreas. Los que conocen un poquito más, sabrán que estas sustancias son hormonas llamadas insulina, glucagón y somatostatina, y que son secretadas por las células pancreáticas β, ɑ y δ, respectivamente, que forman grupos dentro del páncreas conocidos como islotes de Langerhans o simplemente islotes pancreáticos, descubiertos en 1869 por Paul Langerhans (Figura 1).

Probablemente te preguntarás: ¿qué hacen estas hormonas? En términos muy simples, la insulina es la única hormona con la capacidad de disminuir la glucosa que circula en la sangre al dar la señal a ciertos tejidos, como los músculos, hígado y grasa, para que capturen glucosa, retirándola así de la sangre. El glucagón tiene el efecto opuesto: cuando hay una glucosa baja en la sangre, el glucagón da la señal para que se libere glucosa almacenada principalmente del hígado (Figura 2). La somatostatina, por su parte, tiene un papel indirecto pero aún así muy importante, ya que participa como mecanismo de control, inhibiendo la secreción tanto de la insulina como del glucagón.

Antes de que se conociera la función de las hormonas, Michael Lane, en 1907, encontró dos tipos de células en islotes pancreáticos de cerdos de Guinea, a las que nombró células ɑ y β. Unos años más tarde, en 1931, William Bloom identificó un tercer tipo celular al que denominó células D o células δ.
Fue hasta 1957, que Lacy y Davies descubrieron que la insulina, descubierta en 1921 por Banting y Best es secretada por las células β. Hasta 1962, Hellman y colaboradores descubrieron que el glucagón es secretado por las células ɑ. Finalmente, en 1975, diversos grupos entre los que se encuentran Hokfelt, Orci, Polak, con sus respectivos colaboradores, identificaron a las somatostatina como la hormona secretada por las células δ. Una línea de tiempo con los eventos más importantes se muestra en la Figura 3.

Mucho ha avanzado el conocimiento acerca de las células ɑ, β y δ y sus respectivas hormonas. Sin embargo, hay aún muchas incógnitas por resolver. Es por esto que su estudio es parte de los proyectos de investigación del Laboratorio de Biofísica e Ingeniería de Tejidos de la Universidad Autónoma Metropolitana.